Viajar en verano es sinónimo de libertad, paisajes nuevos… y planes improvisados. Pero si hay algo que puede marcar la diferencia entre un día redondo y uno regular, eso es la comida. Porque sí: comer bien también forma parte del viaje.
Aquí te dejamos ideas para que comas sabroso, te hidrates bien y mantengas el mood veraniego estés donde estés: en carretera, volando o ya instalado en tu destino.
- Comer bien mientras viajas: opciones para trayectos largos
Tanto si vas en coche, tren o avión, hay algo que no cambia: tu cuerpo necesita energía (y tu estómago no entiende de retrasos ni atascos). Estas opciones son ligeras, prácticas y resistentes al calor:
- Ensaladas frías en tarro o tupper: arroz, pasta, legumbres o quinoa con toppings al gusto. Aliña justo antes de comer y listo.
- Wraps o bocadillos suaves: pan de pita, tortilla de trigo o integral con ingredientes que aguanten bien fuera del frigo: hummus, pollo a la plancha, queso fresco…
- Fruta troceada o deshidratada: la sandía y el melón siempre triunfan, pero también puedes llevar uvas, cerezas o incluso manzana con canela.
- Bebidas frías e infusiones: lleva una botella térmica con agua con limón, té frío o agua de coco. El verano deshidrata, y no se negocia con eso.
- Qué comer cuando llegas: platos con sabor a vacaciones
Ya estás en tu destino, con el bañador secándose al sol y ese apetito viajero que pide cosas nuevas. ¿Qué toca comer? Lo que el verano pide a gritos:
- Gazpacho, ajoblanco o salmorejo: clásicos que refrescan y alimentan, cada uno con su toque regional.
- Pescados frescos a la plancha o fritos: si estás cerca del mar, aprovecha. Lubina, sardinas, calamares…
- Ensaladillas y ensaladas con encurtidos o mariscos: perfectas para mantenerte ligero y sabroso.
- Tapas y raciones locales: si viajas por España o el sur de Europa, busca sitios donde puedas probar variedad sin pasarte del presupuesto (y sin levantarte de la silla).
- Capítulo dulce: refrescos que alegran cualquier viaje
Porque no hay verano sin helado, ni tarde sin algo dulce (y bien frío):
- Helados artesanos: da igual si eres de pistacho o de mango con chile. Lo importante es que sea local y hecho con cariño.
- Granizados naturales: de limón, café o frutas tropicales. Hidratantes y deliciosos.
- Batidos y smoothies: con yogur, hielo y fruta. Una merienda rápida y saludable.
- Fruta congelada: uvas, fresas o plátanos en rodajas congeladas son un snack dulce ideal si viajas en coche o tienes un congelador en tu alojamiento.
- Viajar comiendo: cuando la gastronomía es parte del destino
Hay quienes viajan por monumentos… y quienes viajan por comida. Si te reconoces en este último grupo, este bloque es para ti:
- Rutas gastronómicas locales: cada región tiene su joya. Desde el queso Idiazabal en el norte, a las papas con mojo canario.
- Mercados y food trucks: ideales para comer bien sin sentarte en un restaurante. Prueba, camina, vuelve a probar.
- Street food y snacks típicos: empanadas en Galicia, bocadillos de calamares en Madrid, pintxos en Donosti, pan tumaca en Barcelona…
En resumen: come bien, vive mejor
Viajar en verano no significa resignarte a comer lo primero que encuentres. Con un poco de planificación (y mucha hambre de descubrir), puedes convertir cada comida en una experiencia.
- Come fresco.
- Hidrátate.
- Explora sabores nuevos.
- Y si puedes… haz una foto antes de devorar el plato.
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